“ Todos los sabios
dotados de talento filosófico han observado los colores con una mirada
desconfiada porque encarnan las leyes de la mutación, de la no-verdad, de la
seducción, lo imprevisto del fenómeno contrariante y del destino efímero”.
Manlio Brusatin.
Cada cultura tiene su propia manera de interpretar los
colores, pues estos son engañosos. Quizás por eso la filosofía siempre los ha
detestado.
Los colores no son cuerpos, son figuras. Cada persona tendrá
una percepción de cada color en base a lo que esté acostumbrado a lidiar con
este.
En base a esto, muchos estudiosos dedicaron su vida a
investigar los colores con el fin de llegar a una distinción más exacta y
precisa.
Uno de ellos fue Edgar Degas que estudió los colores del
paisaje marítimo que se observaba desde donde trabajaba, pero la descripción de
sus colores fue totalmente en vano, ya que no resolvió el problema de la
distinción exacta entre diferentes gamas.
Esto se debía a que muchos pintores creían que pintaban lo
que hay en la realidad sin saber que el color es tan solo una percepción, pues
no existe como tal; “los colores no son
cuerpos, son figuras”.
Según los estudios de la ciencia, abordamos los colores de
cuatro maneras diferentes: como pigmento, como sensación, como luz y como
sensación. Este no existe en las cosas, sino que está en la relación entre las
cosas y nosotros.
Al tener cada uno su propia percepción del color, fue el arte de la pintura la que inventó el
color para nosotros. Esto es, la pintura hizo con el color lo mismo que la música
con el sonido, convertirlo en algo existente.
Esto hizo que el color se convirtiera en una herramienta
para la comunicación cromática, así como la verbal.
A día de hoy, podemos distinguir 14.000 tonalidades gracias
a al desarrollo de los colorantes químicos. Esto hizo que con la aparición de
la televisión, la fotografía y el cine en color se hubiera que tomar decisiones
sobre qué tonos de cada uno se emplearían en la imagen. Esto servía para
unificar la interpretación del color en los tres dispositivos, sin alterarla
mucho de la realidad.
Gracias a la aparición de estos aparatos electrónicos y la
variedad cromática, los jóvenes de hoy (que no disfrutaron de la imagen en
blanco y negro por defecto), acostumbrados a la aparición de tal cantidad de
nuevos colores, poseen una mayor capacidad para el reconocimiento de las tonalidades.
El color ha resultado algo tan importante a lo largo de la
historia que se puede utilizar como cualquier otro tipo de lenguaje.
A la hora de vestir y a ahora de representar el arte, el
color ha supuesto un elemento muy importante a tener en cuenta. Los defensores
del color han sido los de la pasión, mientras que los defensores de la línea
han sido los de la idea. Pero un mundo
sin color no es nada.
El arte actual con la aparición de las escuelas
conceptuales, el minimalismo, etc., pertenecen a un mundo sin color. Ocurre lo
contrario con Delacroix, que jugaba y ensayaba sus colores de todas las maneras
posibles.
“Los colores no son
cuerpos, son figuras, y un pintor sin su propia y original leyenda cromática,
sin un color significador del mundo, un color capaz de hacer mundo, de
figurarlo, carece de todo interés. No existe”.